La fugacidad, similar a la transitoriedad de la existencia humana, se manifiesta en la forma en que desaparecemos con el devenir del tiempo. En este contexto, el agua y la presente obra comparten la misma naturaleza efímera, eliminando meticulosamente cualquier vestigio de este autorretrato. Cada trazo, gesto y esencia se desvanecen, llevándose consigo la obra a un plano temporal. En el intento de prolongar su breve existencia, repito incansablemente el trazo, pero aun así, su destino es inevitablemente desvanecerse. Esta obra, como la vida misma, sigue la danza efímera del tiempo.

Autoretrato

Agua sobre madera 21 x 27 cm, 2013.

Autoretrato

Agua sobre madera 21 x 27 cm, 2013.